martes, 22 de febrero de 2011

Gadafi ya no hace gracia

PABLO CAÑO
Gadafi se resiste a dar su brazo a torcer. Los rebeldes controlan el este y han iniciado las revueltas al oeste del país, sin embargo, Trípoli permanece en manos del dictador. Mercenarios y soldados fieles a Gadafi controlan la capital con órdenes de liquidar a todo aquel contrario al líder libio. El terror se ha apoderado de la ciudad a la espera de la gran batalla final. Es necesario que la capital caiga para que la revolución triunfe, pero todos saben que el camino va a ser difícil y sangriento.

La comunidad internacional estudia estos días posibles sanciones al régimen libio, pero estas sanciones se retrasan ante el temor de que cualquier aprobación dispare el precio del petróleo, que ha alcanzado ya niveles récord. Europa teme además que sus negocios en el país se vean afectados. Estados Unidos por su parte, prefiere por el momento mantenerse al margen, sabedor de que Europa tiene mucho más que perder.

Gadafi lleva desde 1969 gobernando su país, aunque oficialmente no ocupa ningún cargo. El llamado “líder de la revolución” fue acusado en un principio de colaborar con organizaciones terroristas. En 1986 Estados Unidos bombardeó Trípoli con el objetivo de derrocarle. Pero Gadafi cambió de postura, y en los últimos años el dictador estrechó sus lazos con occidente. España, Italia, Francia o Reino Unido, entre otros, le recibieron como a un líder más. Entonces se convirtió en un personaje simpático cuya peculiar forma de vida hacía gracia. Hoy su pueblo ha dicho basta tras más de 40 años de hambre y miseria.




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