Messi es el tiki-taka

Messi  CC/ Wikipedia

PABLO CAÑO

Ganó el Barcelona en Mallorca y lo hizo sin demasiado esfuerzo. Un golazo de Pedrito –me gusta seguir llamándole así- y uno de Villa completaron la goleada (0-3) en el Iberostar. Antes, Messi había abierto el marcador con su arma más débil -aunque igualmente mortal-, el remate de cabeza. Messi acostumbra a marcar el primer gol, el más difícil. El argentino es la llave del conjunto azulgrana para desatascar partidos, que como el del otro día, se antojan complicados.

El Barcelona es el equipo que mejor fútbol hace de Europa. Guardiola ha conseguido mejorar la receta que le enseñó Cruyff y el juego de los culés -bien imitado por España-  es ahora la referencia en el mundo del fútbol. Sin embargo, es innegable  que muchas veces su obsesión por el toque-toque o como dicen algunos, el tiki-taka, hace que sus partidos se conviertan en monótonos y aburridos. Se ha extendido, sin embargo, la idea equivocada entre la prensa deportiva y los aficionados al fútbol de que el Barcelona gana gracias a su paciencia y elaboración, pero la realidad es que en la mayoría de las ocasiones esa paciencia se reduce en buscar a Messi y que éste con tres, cuatro o siete regates resuelva lo que el tiki-taka no ha sido capaz de hacer.

Messi es sin duda el mejor jugador del mundo y algunos dicen que es incluso mejor que Maradona. Yo no opinaré porque nunca he visto al Pelusa en acción, pero es cierto que Messi nunca ha tenido las dificultades de su compatriota. Subió al primer equipo en el mejor momento posible; cuando Rijkaard había conseguido construir de nuevo un equipo campeón y Ronaldinho absorbía todos los flashes. Además, la Pulga nunca se ha enfrentado al reto de construir un equipo desde cero como hizo Maradona en Nápoles y tiene el gran debe de la selección argentina, donde nunca ha demostrado el gran jugador que es. Pero Messi es muy bueno y sus compañeros del Barça se escudan en él demasiado a menudo en una especie de “se la damos y ya se encargará del resto”. 

Guardiola sabe que esta ‘Messidependencia’ es arriesgada, pero no parece que el técnico azulgrana tenga un Plan B en caso de lesión. El Barcelona se lo juega todo a una carta, aunque esa carta es el as más valioso de la baraja.